Borgoña ha sido durante mucho tiempo el destino favorito del mundo del vino. La gran complejidad de los terruños de la región y la destreza en la elaboración de vinos produce algunos de los vinos más cautivadores del mundo. Mientras que sus primos de Burdeos se basan en la mezcla de diferentes variedades, en Borgoña solo existen dos variedades principales de uva, Pinot Noir y Chardonnay. Se utilizan para elaborar impresionantes vinos monovarietales formados por el microclima y los suelos únicos de cada viñedo o denominación.

Borgoña tiende más a ser el hogar de productores artesanales pequeños que Burdeos debido a las leyes de herencia del Código Napoleónico que dictan que la tierra debe ser dividida en partes iguales entre todos los herederos de una finca. En algunos casos, una persona puede ser propietaria de una o dos hileras de viñas y muchas fincas no producen más de unos pocos cientos de cajas al año. Los viñedos de Grand Cru se venden a un promedio de 4,35 millones por hectárea, lo que convierte a la región en el lugar más caro de Francia para comprar tierra.

Los vinos tintos elegantes y refinados elaborados con Pinot Noir dominan la Côte-de-Nuits al sur de Dijon, mientras que el Chardonnay es más común en la Côte-de-Beaune más meridional. Los Grand Crus, los viñedos más importantes, constituyen el 2 % de la superficie total de Borgoña, con un 15 % adicional compuesto por Premier Crus. Dentro de estas categorías, el Romanée-Conti, el Richebourg y el Clos Vougeot están entre los más apreciados, y la escasez de estos icónicos vinos tintos hace que los precios suban a niveles récord.

Borgoña es el hogar de 100 denominaciones y más de 3000 productores, lo que la convierte en la región vinícola más compleja y con más matices del mundo. Con tan grado de individualidad y énfasis en la artesanía, el carácter de Borgoña está formado tanto por la filosofía del vinicultor como por el terruño. Las fincas pequeñas pasan frecuentemente de padres a hijos, y el estilo de cada finca puede cambiar a medida que la nueva generación afianza su propia visión.

Domaine de la Romanee Conti, o DRC como se suele abreviar, es sin duda la finca más famosa y prestigiosa de Borgoña. En 2018 la finca estableció un nuevo récord del vino más caro jamás vendido con una botella de su Romanée Conti de 1945, que se vendió por 558 000 dólares en una subasta. Borgoña es también el hogar de una gran cantidad de fincas de primera categoría, incluyendo Domaine Armand Rousseau, Domaine Leroy, Domaine Leflaive y Domaine Georges Roumier, cuyos vinos suelen alcanzar precios astronómicos.